Para completar la historia…
La fábrica San Carlos (5)
Celebrado el contrato en 1887 entre Robert Demachy, François Seillière y Robert de Coulon para la instalación de una fábrica dedicada a la explotación de productos saladeros, que se construyó en un terreno que “compró” Edouard Demachy, denominada Fábrica San Carlos y que incluía al Palacio, en artículos anteriores presentamos a los socios, conocimos a Carlos Herrán y a quien desmanteló el Palacio…
¡Ahora, vamos por Pedro Pérez! ¿Quién era? ¿Qué funciones cumplía en la Fábrica San Carlos?
Para comprender la historia de Pedro Pérez, otro nombre visibilizado en el libro de contabilidad, se debe explicitar que en 1885 el Consejo Deliberante de la Municipalidad de Concordia sanciona con fuerza de ley que “…desde el 15 de mayo del corriente año, los Saladeros, Graserías, Jabonerías, Velerías, elaboración de aceites, y en general todos aquellos establecimientos en que se faene ganado vacuno, lanar, yeguarizo o caballar dentro del municipio pagarán un impuesto municipal […] Antes de empezar la faena, los dueños de los expresados establecimientos darán aviso a la Municipalidad para que ésta nombre un Comisario encargado de la vigilancia e inspección de las haciendas que hayan de faenarse, a efectos de comprobar si estas han satisfecho el derecho correspondiente […] si hubo dolo o fraude en su introducción sufrirán una multa de 10$m/n por cada animal que se haya introducido clandestinamente […] el producido del impuesto será aplicado a la provisión de aguas públicas […] y en general a la conservación de la buena higiene del municipio…”1
En este contexto de intervención del gobierno local en las empresas de la época, dos años más tarde, Pedro Pérez fue nombrado por el Departamento Ejecutivo Municipal de Concordia como Comisario Municipal, y su función era la vigilancia del Establecimiento San Carlos. Su sueldo, el alquiler de su vivienda, la compostura de la herradura del caballo y otros gastos para la Fábrica eran egresos de la Sociedad Robert de Coulon y Cía. Según los datos que aporta el libro de contabilidad, en enero del 90 colaboró, mediante un adelanto con el enfermo Klinger, por un valor de la época equivalente a 8 herraduras, y dos meses después, le pagaron “un adicional” de guarda del portón, seguramente para controlar el ingreso y egreso de empleados y otras personas, al igual que el control de entrada y salida de mercaderías y/o materiales. Podríamos decir con la mirada de hoy: ¡Pedro Pérez oficiaba de seguridad privada de la Fábrica San Carlos! De ahí en más, a este importe se lo incorporaron al sueldo.
En la Fábrica San Carlos, mientras fue Comisario, de la Quinta compraba legumbres; del Depósito, grasa, leña y maíz, y en sus últimos dos meses de trabajo, compró de la Jabonería, jabón a 2.35$ el kilo; también una vaca a 16$ y un caballo a 130$. El fin de los pagos por su trabajo se realizó en agosto de 1890.
Esta fecha fue coincidente con la nota de Robert de Coulon enviada al Departamento Ejecutivo Municipal pidiendo el cese de Pedro Pérez, por considerar inútil seguir con sus servicios en vista a los “…pocos obreros que al momento tenía la Fábrica San Carlos […] Comisario que siempre supo conciliar la firmeza que se necesitaba con la caballerosidad de un hombre buscando ante todo el bienestar de la Fábrica. …”2 El trámite generó un expediente e intervención del Presidente Municipal por lo que Pedro Pérez, cesó el 31 de agosto de 1890.
La nota de Robert de Coulon da indicios de la situación de la Fábrica San Carlos, por lo que podemos inferir que si había pocos obreros y pedía el despido del comisario pareciera ser que el mes de agosto de 1890 fue el principio del FIN de la Fábrica San Carlos, seguramente producto de la crisis económica de 1890…
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1Municipalidad de Concordia (1881-1885) Actas del HCD Concordia. Digesto Histórico.
2 Municipalidad de Concordia (1890) Decreto Departamento Ejecutivo Municipal mandando cesar al Comisario de la Fábrica San Carlos.
Pronto con documentos históricos validaremos estos indicios…
Muerte trágica…
Años después, el Ex - Comisario de la Fábrica San Carlos tuvo un fallecimiento violento.
Iniciaba diciembre de 1897 cuando Don Pedro Pérez, soltero y de 42 años, unas veinte mujeres, y unos treinta hombres, disfrutaba de un baile, pero por una pelea entre borrachos, intervino a fin de evitar más desorden.
En ese instante, a los gritos llegó su amigo Palavicino, el Comisario de Suburbios, sacó la pistola y al hacer un ademan se siente una detonación de arma de fuego.
Palavecino dijo: “Lo habré herido a mi amigo Pérez…”3
Pérez se desplomó en el suelo. Así que después del balazo, se ordenó a tres presentes que entren a levantar el herido, y lo llevaron a otro cuarto. Le lavaron las heridas, le ataron la cabeza, y luego lo atendieron en el Hospital pero a los cuatro días falleció.
Mientras en el Juzgado, Palavecino declaró que oyó un disparo de espalda a él, y que en el barullo de gente no sabía de dónde provenía el mismo, que Pérez estaba al lado suyo cuando cayó herido. Más de 15 peones jóvenes declararon que no sabían quién había disparado, que no vieron nada; salvo uno que dijo ver que Palavecino sacó la pistola y “se sintió” un tiro, pero que “no vio” de dónde salió el mismo, y que sólo el Comisario tenía arma en la mano. Declararon algunos hasta en dos oportunidades, pero nadie acusó al Comisario. Según el informe policial, no cabe duda que la muerte de Pedro Pérez “…responde exclusivamente a la penetración de un proyectil calibre 16 milímetros en la masa encefálica de la región frontal…”4 Un revolver calibre 16 milímetros, era el de Palavecino, que en un primer momento dio por entendido que se le había escapado un balazo. Pasado un año prescribió la causa, no hallándose ningún culpable… ¡Pobre Pedro Pérez!
Continuará…
Lic. Silvina Molina DNI 21697047
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Consejo Asesor de Protección del Patrimonio de Concordia.
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